El día que el Pueblo volvió a las urnas: 30 años de Democracia

Ocho interminables años de oscuridad vivimos desde aquel 24 de marzo de 1976, momento en que los militares instauraran la dictadura más cruel y dolorosa de la historia argentina.

Luego de esos años del terror, hacia finales de 1982 la luz comenzó a surgir: luego de la derrota en Malvinas, la dictadura se caía, no se podía sostener. Mientras los militares hacían planes para salvar su pellejo y no ser juzgados luego del abandono del poder, nuevamente la luz se vislumbraba en el horizonte. Los viejos políticos y los no tanto, que habían podido salvarse del genocidio, acompañados por un caudal impresionante de jóvenes, comenzaron a construir los cimientos de una Argentina Democrática. Con eterna mística nacía una nueva juventud que levantaba las banderas de la Participación, la Paz y la Justicia.

La Unión Cívica Radical eligió a la fórmula Raúl Alfonsín- Víctor Martínez. El Partido Justicialista, por su parte, proclamaba a Luder (quien en su momento firmara el decreto de aniquilación de la guerrilla)- Bittel. Un día antes de las elecciones se levantó el Estado de Sitio que había sido decretado en 1974, casi una década atrás.

El 30 de octubre de 1983 el Pueblo concurrió a sufragar. La cifra de votantes de aquella elección se ha convertido en una de las más altas de la historia nacional. El escritor Ernesto Sábato, con motivo de la vuelta de la Democracia, había publicado: “aceptémosla como es. Es decir, mediocre y falible, pero criticable y superable. La Democracia es siempre un esfuerzo grandísimo que debemos hacer”. Y completaba: “en todo caso, no será viviendo en dictadura como aprendamos a hacer un día la Democracia. De otra manera, habría que suponer que lo mejor para aprender a caminar es permanecer atado a una silla”.

Y fue así que comenzamos a transitar por el camino de la Democracia. Con idas y vueltas, con gobiernos populares y conservadores que han perjudicado enormemente al Pueblo, seguimos caminando el mismo camino. La única forma de convivencia política, imperfecta seguro, pero la única, con el poder del Pueblo en sus manos mediante el voto y la participación activa. Queda mucho por hacer. Todavía está pendiente la democratización sindical, herramienta fundamental para la clase obrera, hoy dividida en cinco centrales sindicales, expuestos al poder de turno, condicionando la lucha de clases tan pregonada por dirigentes sindicales pero tan poco honrada por muchos de ellos. Queda mucho por hacer, queda mucho por cambiar, queda mucha lucha por librar, pero solo con el respeto a la Constitución, a la Voluntad Popular y al Sistema Democrático, podremos lograr la Liberación Nacional.